Él gusta de Ella. Le escribe cartas de amor que a Ella nunca le van a llegar. Ella lo sabe y por eso se hace la pillada e ignora cuando Él le dedica los goles que hace en el recreo. Él necesita que alguna amiga de Ella se ofrezca a hacerle gancho. Pero lo que más ilusión le hace a Él es juntar mucho coraje, preferiblemente en el campamento de fin de año, y contarle acerca de los corazones que dibujó con una trincheta, donde dentro se abrazan sus iniciales, en cada árbol de camino de su casa a la escuela.