La rambla estaba demasiado concurrida de gente. Gente paseando a sus mascotas, haciendo ejercicio o simplemente sentada en un banco tomando mate. Yo iba caminando junto a Ella a ningún lugar en particular. Solo caminábamos. Sin decirnos nada pero expresándolo todo.
La sombra de una palmera cerca del agua nos pareció una digna testigo de la charla que estaba a punto de ocurrir.

- ¿Qué hombre te parece a vos que quiero que seas para mi? -Me preguntó Ella.
- A ver... dejá que me ordene las ideas. -Le contesté. Siendo la mujer que sos, yo debería ser el hombre que haga las cosas que vos no podrías hacer por vos misma. Y eso es bastante poco. Fijate que vos pagás tus cuentas, te encargás de tu casa sin la ayuda de nadie. En todo caso una pregunta válida sería: ¿Qué puedo aportar yo en tu vida?.
- Bueno, reformulemos la pregunta entonces. ¿Qué podés aportar vos en mi vida?.
- Obviamente no estamos hablando de dinero, vos querés otra cosa. Y conociéndote como te conozco me arriesgo a contestar que buscás un hombre que luche por superarse. Que no se conforme con lo que depara el presente, sino con lo que el futuro puede traer. Un hombre que luche por la perfección en todos los aspectos de la vida. A alguien con quien conversar, y que te motive a ser cada vez mejor. No necesitás a alguien mentalmente simple e inmaduro. Querés a alguien a quien admirar y que te admire por lo que sos.
- Esa es una muy buena respuesta.
- Todavía no terminé. Necesitás a alguien lo suficientemente sensible para que te comprenda por lo que pasás en la vida como mujer, pero lo suficientemente fuerte para darte ánimo y no dejarte decaer nunca. Alguien que te abrace tan fuerte que te haga desaparecer los miedos. Un hombre que comparta tus silencios, que entienda tu historia, que te ayude a sanar y a volver a creer.
- Basta, no quería llegar a tanto.
- No, hay más. Buscás a alguien en quien poder confiar, que te respete como su pareja y como mejor amiga. Dicen que Dios hizo al hombre y a la mujer en iguales condiciones para apoyarse mutuamente. Vos no podés ayudar a un hombre inútil, que no se puede ayudar a sí mismo. Repito, vos buscás a un hombre sensible y con buenos sentimientos, porque él se dará cuenta de tus sentimientos con solo mirarte a los ojos. Buscás ternura. A alguien que no se quede con las ganas de decirte que te quiere o que te extraña aunque te haya dejado de ver hace diez minutos. Todo eso. Y todo eso es lo que tengo yo para darte.
- ¿No estarás ofreciendo mucho? -Me contestó ella con un dejo de confusión y con interrogantes.

- Vos valés mucho, Mi Ángel.